Hace un tiempo me
compré el libro “Mujeres que corren con
los lobos”, de Clarissa Pinkola Estés, por recomendación de alguien que me ayudó en su momento, (bueno
que me hago la misteriosa… era mi psicóloga… jaja).
El libro muy bonito, pero
no lo entiendo. Dos veces lo devolví a la biblioteca para que siguiera
llenándose de cuantos zondas pasan por casa. Le quiero dar una oportunidad, pero si bien
tiene líneas más que interesantes, el libro en su totalidad me resulta complejo.
Estoy convencida que es un libro para psicólogos, no para pacientes. Como
sea, encontré unas líneas que me
gustaron y quería compartirlas con ustedes. Esas líneas estaban remarcadas, tal
vez porque me parecieron hermosas, pero hoy al leerlas con cabeza de desplumada me resultan vagas, vacías, injustas.
Ahí van:
“En México dicen que
las mujeres llevan la luz de la vida.
Y esa luz está localizada no en el corazón de las mujeres ni detrás de sus ojos
sino en los ovarios, donde están depositadas todas las semillas antes incluso
de nacer”…
…“Poseer la semilla
significa tener la clave de la vida. Estar con los ciclos de la semilla
significa bailar con la vida, bailar con la muerte y volver a bailar con la
vida. Es la encarnación de la Madre de la Vida y de la Muerte en su forma más
antigua y original”...
NO NO NO Y NO!!!!... Primero: todo muy lindo con los ovarios
pero no son amigos de ninguna mujer en el mundo, ¡y mucho menos de las desplumadas!.
El hecho de menstruar es una situación natural que siempre la mujer va a
aborrecer, no nos gusta que en las vacaciones tengamos que ponernos protector
solar y un tampón, ni estar en el casamiento de nuestra prima con la tía
colorada, no nos gusta!. Ni el dolor de
ovarios que no lo para ni el ibuevanol súper forte y mucho menos el humor de
perros que nos trae, ni la buzarda hinchada. No nos gusta y punto.
Segundo: No queremos bailar (ni con la vida, ni con la
muerte, ni con el Andrés) y mucho menos una cumbia del tipo “agachadita, agachadita, ahí, ahí”, porque
corremos el riesgo que se nos salte el tampón y le saquemos un ojo al tío
borracho, o tengamos un percance con el espléndido pantalón blanco que nos
clavamos por error (por más que todas las publicidades del mundo te prometen estar
feliz y cómoda).
Tercero: respecto a la luz de la vida… ¿probaron cruzarse
con una mujer menstruando el segundo día de su período?, cualquier cosa te
puede hacer menos irradiar luz!!!, ni en pedo lleva la luz con ella, se le
quemaron todos los focos, no hay lamparita encendida en ese cuerpito y mucho
menos vela.
Pero más allá de las
bromas, lo que me llama la atención de estas palabras es que da a entender que
la mujer es por definición MADRE. Que debe llevar la “semilla”. Y esto es hermoso, natural y cierto; pero hoy
al leerlo con cabeza, corazón y cuerpo de mujer desplumada me parecen vacías.
¿Adónde quedan en estas palabras las mujeres de menopausia temprana o de
envejecimiento ovárico?, con sus óvulos inmaduros, de poca calidad o
inexistentes. ¿En qué parte de estas palabras están las mujeres que la
naturaleza les negó la maternidad?. La semilla no está en todas las mujeres,
pero no por ello dejan de tener la condición biológica de ser MUJER.
Ahora entiendo por qué
andamos tan desorientadas las desplumadas, y es que no tenemos la clave de la
vida. Y la clave de la vida no es como la clave del cajero, que si la
olvidas llamas a algún 0800, o la clave del Facebook que la recuperas contestando
algunas preguntas pedorras. Sin la clave, no abrimos nada. Estamos inactivas.
…“si se pierde algo, a
ella es a quien hay que recurrir, con quien hay que hablar y a quien hay que
escuchar. Su consejo psíquico es a veces duro y difícil de poner en práctica,
pero siempre transforma y restaura. Por consiguiente, cuando perdemos algo,
tenemos que recurrir a la vieja que siempre vive en la lejana pelvis. Allí vive
ella, medio dentro y medio fuera del fuego creador. Es el mejor lugar en el que
pueden vivir las mujeres, justo al lado de los óvulos fértiles, de sus semillas
femeninas”…
Estas últimos
renglones concluyen un poco la idea anterior, si perdemos algo tenemos que
recurrir a la vieja que vive en la pelvis. Ahora me vengo a enterar que la caja
de fósforos, la pincita de depilar y la lapicera que perdí la semana pasada tal
vez están adentro de mi pelvis y que ahí también hay una vieja!!! Jajaja, con
razón tanta buzarda últimamente!!!. Ahora le voy a decir a mi esposo que la caja
de herramientas que perdió la semana pasada ya sé dónde puede estar!.
Y si el mejor lugar
donde una mujer puede estar, es al lado de sus óvulos fértiles, definitivamente
las desplumadas no tenemos lugar donde estar. Quizás el secreto es que tenemos
que armarnos de uno, ya que la naturaleza nos negó el mejor lugar, tratemos de
buscar un lugar, que no sea en la platea, para seguir viendo la función.
Me atrevo a decir que
ese lugar es en “el músculo sano que necesita acción”. No hay mejor lugar para
estar… ahí, justo ahí… en el corazón. Todas las mujeres tenemos corazón… y en
eso sí que la naturaleza fue generosa!.
- La idea de la
entrada era ironizar estos párrafos para mujeres infértiles, pero aclaro que el libro me parece
maravilloso y madurar la última cita es un viaje asombroso y renovador… aunque no lo he terminado (ni al viaje, ni al libro).
Muy bueno como siempre Vicky!!! Con el tiempo comprendí que aunque mis ovarios están más" chau que hola",soy una MUJER y me siento plena como tal...aunque en algunos sectores de la sociedad piensen lo contrario.UN ABRAZO!
ResponderEliminarGracias Ale, y me encanta escuchar eso "me siento plena"... un abrazo grande!!!
ResponderEliminarGenial como siempre !!! orgullosa de ser tu tia, te quiero con el corazon !!!
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