Luego
de "la caída de la primera pluma" comenzamos a caminar y a
jugar al "gallito ciego", no sabemos hacia dónde vamos, todo es
nuevo, todo asusta.
Nuestro vocabulario comienza a cambiar de manera
categórica, las palabras que antes leímos en una revista femenina o
escuchábamos en los programas de discovery channel (solo haciendo zapping por
supuesto), ahora se convierten en cotidianas: hablamos de folículos, óvulos,
embrión, transferencia, punción, progesterona, endometrio, espermograma y
tantas otras, como si fueran los ingredientes para una receta de algo que vamos
a preparar por primera vez pero que nunca estaríamos dispuestos a comer. La
receta ideal sería algo así como verter 500 gs de folículos en un endometrio
preferentemente amplio, incorporar 200mm de espermatozoides y batir a velocidad
mínima hasta que la mezcla se adhiera a las paredes y forme una nueva masa con
buen color y consistencia (no olvidar agregar una pizca de cacao si quiere que
el bebé le salga trigueño). Jajaja